Cuando las gotas de lluvia caen suavemente sobre las calles empedradas y los muros centenarios del conjunto histórico, algo mágico sucede. El ambiente se transforma y cada rincón de este lugar lleno de historia adquiere una belleza aún más cautivadora.
Mientras caminas por sus calles adoquinadas sientes cómo la lluvia acaricia tu rostro y despierta tus sentidos. Los aromas frescos de la tierra mojada y las plantas cercanas se entrelazan en el aire, envolviéndote en una fragancia que solo la lluvia puede traer.